La carrera de las injusticias

La de Portimao será recordada como la carrera de las injusticias. Varias, en mi opinión, se produjeron en la carrera portuguesa del Mundial de Supersport.

La primera la sufrió Jules Cluzel, que quedó de nuevo fuera de carrera sin quererlo ni beberlo, en esta ocasión por acción de Cortese, quién sí pudo reintegrarse y remontar magistralmente hasta ser quinto.

La segunda y la más flagrante tuvo como protagonista a Lucas Mahías. El francés rodaba rápido, seguro y con la directa metida hacia la victoria, lo que suponía reengancharse de pleno a la lucha por el título a falta de tres carreras.

Sin embargo, tras su gran exhibición, un pinchazo le cortaba el paso a una vuelta del final, algo poco usual, una moto de carreras pinchando.

Una bandera roja cuando Hartog se llevó puesto a Borja Quero protagonizó la tercera injusticia. El piloto del equipo Emperador, que participaba como wild card, rodó durante todo el fin de semana en zona de puntos, llegando a estar en el top-10, pero se quedó a una vuelta de lograrlo.

Este incidente devolvía la victoria a Mahías, al tenerse en cuenta los datos del último paso completo por meta.

El francés, con la rueda reventada y desecha, puso camino hacia el parque cerrado, sufriendo dos pequeñas caídas ante la ingobernabilidad de la moto en ese estado.

Todo pundonor, como siempre, Mahías llegó al parque cerrado, pero fue descalificado, después de su gran esfuerzo, por no haber dado una vuelta completa al circuito, al tomar un desvío antes de tiempo.

En fin, con el reglamento en la mano la decisión es correcta, pero a saber quién redacta determinadas normas…

El beneficiado fue el italiano Caricasulo, ganador de la carrera, compartiendo pódium con Kyle Smith y Rafaele de Rosa.

En la general, manda Cortese, con dieciséis puntos de ventaja sobre Cluzel y veinte respecto a Carícasulo y Krumenacher. De Rosa está a treinta.

Mención especial para Miquel Pons, también wild card, y quien obtuvo una extraordinaria duodécima posición.

 

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